"Stoner" cuenta la triste –por vulgar- historia de William Stoner que nace en 1891 en una pequeña granja cerca del pueblo de Booneville en Missouri central a unas 40 millas de Columbia a cuya Universidad sus humildes y esforzados padres le mandarán a estudiar ingeniería agrícola para que, al finalizar sus estudios, de vuelta a la granja, pusiera en práctica los conocimientos adquiridos; pero Stoner descubrirá en la figura del profesor Archeus Sloane la llamada de la literatura inglesa ("El señor Shakespeare le habla a través de 300 años, señor Stoner, ¿le escucha?") y, sin decir nada a sus padres, se graduará en Filosofía y se quedará en la Facultad al aceptar un puesto como profesor tras no haberse alistado como voluntario en el ejército canadiense para combatir en Europa contra los alemanes en la I Guerra Mundial.
Comentarios;
Creo que es fascinante también que sea en el fondo un elogio tanto de la rectitud moral como de la cultura del esfuerzo y del amor por la vieja literatura, con el patetismo que encierra todo eso. Y porque, a fin de cuentas, en plena crisis mundial, sorprende leer una oda tan intensa a los viejos valores morales heredados de una infancia hundida en las raíces agrícolas del Misuri más profundo y miserable, el más conmovedor también, porque es el que dice mejor la verdad sobre la vida.
Enrique Vila Matas
Digo esto porque leer Stoner es casi un acto de fe. Así de simple y así de complicado. No me siento capaz de decirles qué es lo que me gusta tanto de la novela porque me gusta todo. Me gusta lo simple de la historia (si acaso el relato de una vida puede considerarse simple); me gusta la idea de poder ser un héroe a pequeña escala; me gusta incluso algo tan tonto como la forma que tiene Stoner de trabajar; las razones que le llevan a hacer lo que hace, pero sobre todo me gusta, de la novela, la serenidad que da la lectura. Hacía mucho tiempo que no me sentaba en un sillón y me metía en una historia tanto como me metí en esta durante los dos o tres días que me llevó leerla. La medicina de Tongay
¿Quién es Stoner? Stoner parece un hombre débil, comedido, anodino, un sinsangre, conformista, poco luchador, sin ambiciones, un hombre sencillo, simple. Y lo es. Un hombre común. Absolutamente normal, si es que ser normal es ser un hombre honesto, coherente y honrado. Una persona que quiere hacer lo correcto, enamorarse, casarse, tener una familia, trabajar, tener amigos, que lo dejen tranquilo. Y se casa, trabaja en lo que le gusta, se enamora, tiene amigos, tiene una hija, tiene una amante… Y espera que le consideren por lo que hace. Todo muy vulgar y corriente, pero detrás de las vidas más prosaicas y anodinas siempre hay historias, historias normales. Historias que contar, porque lo normal también se puede contar. Pero hay que ser John Williams para hacerlo… así. blasfuemia
Madrid: Siruela, 2009
Arnold
Spirit Junior es el protagonista de esta novela, pero todo el mundo lo conoce
por el nombre de Junior. “Todo el mundo” son dos ciudades del estado de
Washington que no distan entre sí más de cuarenta kilómetros
Junior es un
adolescente indio spokane de catorce años, hidrocefálico, miope, algo
tartamudo, aficionado a dibujar viñetas (ilustraciones que acompañan al texto)
que no contento con lo que le ha tocado en suerte, todo lo que conlleva residir
en la reserva india Spokane de Wellpinit, decide traspasar la línea e irse al
Instituto de la ciudad de Reardan donde los pieles rojas todavía no han puesto
los pies.
Como se
puede predecir, Junior no lo va a tener nada sencillo en su aventura de vivir.
No sólo tiene que demostrar que tiene sitio -futuro- en el Instituto de “chicos
blancos” sino que el alejamiento de los suyos no significa una deserción. En
ese ir y venir de todos los días a Junior le sucede de todo: infamias, bufas,
deslealtades, puñetazos en la cara… Pero también: risas, diversión y aplausos
en forma de canastas de tres puntos… Es decir, un sinfín de desgracias y de
dichas con personajes que se entrecruzan y que se quedan por el camino. Un
sinnúmero de peripecias en las que no puede faltar el amor de adolescente. O
sea, la vida en estado puro.
Sherman Alexie (1966), novelista, poeta y cineasta, creció en la Reserva India Spokane, en Wellpinit. Está reconocido como uno de los mejores jóvenes novelistas estadounidenses. Su obra narrativa, que incluye la novela Blues de la reserva y los libros de relatos Ten Little Indians y The Lone Ranger and Tonto Fist Fight in Heaven, ha recibido numerosos premios y menciones. Sherman Alexie reside en Seattle.
bibliobulimíca
ammermoor:
¡que alegría que al fin han hecho las paces! me da un enorme gusto y efectivamente ¡fuiste primera! jajaja
Coincido contigo: sin esfuerzo no hay resultados. Un maestro bueno es un lujo (que esté enamorado de su profesión, de su materia, que le guste la enseñanza…y son muchos, yo conozco varios); pero el alumno tiene que querer aprender…y esto lo entienden cuando ya han pasado varios años de estudios. Quien tiene el deseo de aprender lo hace incluso a pesar del maestro (si fuera malo), la deficiencia de la escuela, o las limitaciones de su propio medio ambiente. Las bibliotecas no deben cerrar porque son un lugar a donde muchos van a alimentarse. Así, a bote pronto, recuerdo que Bradbury decía que él iba con su hermano todos los sábados a la biblioteca a ver que había de nuevo para leer. Quitarlas, es impedirle a muchos que se alimenten de lo que ahí encuentran, de poner color a su vida, viajar como la economía no lo permite…en fin, es mas el daño que el impacto económico de mantenerlas abiertas, me parece a mí. Espero que puedan evitar que cierren.
Las imágenes son de internet, encontradas así también a bote pronto jajaja…algún día espero aprender a hacerlas (huyyyyy…cuando regresen mis computadoras a casa, si es que tuvieron remedio ) ¡me alegra que te gusten! ¡gracias!
un beso,
Ale.
¡que alegría que al fin han hecho las paces! me da un enorme gusto y efectivamente ¡fuiste primera! jajaja
Coincido contigo: sin esfuerzo no hay resultados. Un maestro bueno es un lujo (que esté enamorado de su profesión, de su materia, que le guste la enseñanza…y son muchos, yo conozco varios); pero el alumno tiene que querer aprender…y esto lo entienden cuando ya han pasado varios años de estudios. Quien tiene el deseo de aprender lo hace incluso a pesar del maestro (si fuera malo), la deficiencia de la escuela, o las limitaciones de su propio medio ambiente. Las bibliotecas no deben cerrar porque son un lugar a donde muchos van a alimentarse. Así, a bote pronto, recuerdo que Bradbury decía que él iba con su hermano todos los sábados a la biblioteca a ver que había de nuevo para leer. Quitarlas, es impedirle a muchos que se alimenten de lo que ahí encuentran, de poner color a su vida, viajar como la economía no lo permite…en fin, es mas el daño que el impacto económico de mantenerlas abiertas, me parece a mí. Espero que puedan evitar que cierren.
Las imágenes son de internet, encontradas así también a bote pronto jajaja…algún día espero aprender a hacerlas (huyyyyy…cuando regresen mis computadoras a casa, si es que tuvieron remedio ) ¡me alegra que te gusten! ¡gracias!
un beso,
Ale.